"La verdad es muy simple".
Ron Paul
Hasta el momento, internet ha sido un lugar donde todo el mundo podía expresar su opinión de forma libre y no censurada. Pero hay que acabar con esto - por lo menos según la opinión del catedrático de la prestigiosa universidad de Stanford, EE.UU, Evgeny Morozov (tengo la sospecha - juzgando por su nombre y apellido - que su padre trabajaba como censor en la "Pravda" de la desaparecida Unión Soviética). Y me temo que no es el único. En nuestras universidades hay más que un catedrático que opina como él.
En
un artículo publicado en la página web "Slate", Morozov se queja de que hoy por hoy cualquiera pueda verter sus opiniones de forma no censurada por la red. El catedrático pone como ejemplo a grupos creacionistas, a gente que cree que el calentamiento global es un bulo y a otros que sospechan que los atentados del 11 de septiembre realmente tienen otra lectura.
Google debería hacerse cargo que estas opiniones no "oficiales" o políticamente incorrectas sean marcados como "no científicas" en el buscador famoso, dice Morozov. Además, Google debería ofrecer en el buscador solo enlaces para artículos "fiables".
Surge la pregunta: ¿Quién decide lo que es fiable? ¿Morozov? ¿Otros catedráticos subsidiados por impuestos de los ciudadanos? ¿Nuestros políticos de turno subsidiados y pagados con nuestro dinero?
La democratización de la opinión pública es algo que no gusta a aquellos que hasta el momento tenían el monopolio de opinión.
Recomiendo a todos mis lectores que sepan inglés de leer el artículo de Morozov en su totalidad. Léan y aprendan. Esto no escribe el ministro de información de un estado totalitario, sino un catedrático de una de las universidades más prestigiosas en el mundo occidental. Por cierto: este señor es de Bielorusia, el único país de Europa, donde sus ideas ya se practican. Allí el gobierno decide lo que sus ciudadanos deben leer.
La pregunta surge: ¿Qué hace este hombre como catedrático en Stanford?
Pues bien. Parece que Morozov pertenece al grupo de aquellas personas que todavía no han entendido que los días del monopolio de la opinión pública acabaron con la popularización de internet a mediados de los años 90 del siglo pasado. Es difícil que vuelvan los días donde unos cuantos magnates de los medios de comunicación nos dijeron todos los días lo que teníamos que creer como única verdad.
Los periódicos imprimidos en papel y las grandes cadenas de televisión y radio tienen sus días contados. En España se venden de momento estaciones de radio a precio de saldo. El "New York Times", para poner un ejemplo, ha perdido más de la mitad de sus abonados en los últimos años. Lo mismo ocurre con el tabloide "Bild" en Alemania, que hace 15 años contaba con 5 millones de compradores todos los días. Ahora llegan a duras penas a 2 millones. Tendencia a la baja.
Internet les va a dar la puntilla. Yo me apuntaré a asistir a su entierro.
¡Qué descansen en paz!