Cada euro de deuda es la inversión de alguien. Los inversores van a perder. Es decir: los bancos. Es decir: los fondos de pensiones, seguros de vida, inversiones a largo plazo de algún fondo de inversión. Es decir: muchísima gente.
Esto significa: para los que hoy tienen 55 años y menos no habrá una jubilación dorada. Los que se jubilan dentro de 10 o 15 años se darán cuenta que sus ahorros se han esfumado o que no dan para vivir tranquilamente. Y sus pensiones valen solo una parte de los que valen ahora.
Por lo tanto:
Habrá que trabajar más y engañar menos.
Se acabaron los cafés para todos.
Se van a acabar también los 5 minutos para fumar un pitillo multiplicado por 10 a lo largo del día.
Las prestaciones sociales se recortarán.
Y las cuotas de funcionarios públicos en comparación con la cuota actual tendrán que recortarse un 50%.
Ningún gobierno puede decir esto a la gente. Porque a la gente no les gusta escuchar esto. Por lo tanto, se sigue engañando a la gente con trucos de contabilidad.
Sin embargo, a estas alturas quedan pocos trucos que no hayan fallado ya.
Se acerca el día de poner las cartas sobre la mesa.
La situación ahora es tan grave que este día podría ser mañana. Falta que solo un gran banco europeo falle. Y en Francia y Alemania algunos ya han empezado a mostrar síntomas preocupantes.
¿Y si los bancos no asumen su parte?
"Y si los bancos no tendrán que asumir las consecuencias de inversiones basura, entonces no vivimos en una democracia ni en un sistema capitalista. Vivimos en una dictadura fascista-financiera."
La cita es de Charles Hugh Smith, un economista bastante conocido. Y estoy plenamente de acuerdo con él.
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