lunes, 25 de junio de 2012

PÁNICO EN EL NUEVO ORDEN MUNDIAL (I)

El siguiente análisis voy a publicar por partes. Espero que después de haber leído la última parte, dentro de un par de días, a ninguno de los seguidores de este blog le quepa la menor duda de lo que nos está esperando. No será una lectura fácil, ni agradable. Pero te recomiendo que sigas leyendo.

Por primera vez en décadas, los gobernantes de este mundo (o el nuevo orden mundial) se están enfrentando a una crisis que es de tal tamaño que su propia supervivencia está en juego. Por primera vez en décadas esa gente tiene miedo. No hay muchos que caen en esta clase. En su libro "Superclass", el autor David Rothkopf estima que hay unos 6,000 personas que están en la cabeza de la pirámide que gobierna e influencia este mundo.

No cabe ninguna duda que la crisis en Europa es mucho peor que nada que esta élite de líderes jamás ha visto en su vida. La última vez que en Europa pasó algo así, el Viejo Continente iba diretamente camino a la Segunda Guerra Mundial.

Desde la Segunda Guerra Mundial, EE.UU. ha liderado Occidente. A través del plan Marshall, EE.UU. puso el dinero para mantener a los gobiernos europeos a flote. EE.UU. financió mayoritariamente la OTAN para limitar la influencia de la Unión Soviética.

Pero los tiempos han cambiado. EE.UU ya no está en condiciones de rescatar a nadie. La nación líder de occidente tiene un déficit catastrófico. Europa se da cuenta ahora que en cuanto a las finanzas tiene que depender de si misma. Si hay alguna solución para la crisis europea actual, esta solución tiene que venir de Europa.

Hoy por hoy el entero sistema bancario europeo está en peligro. Los bancos están bajo una enorme presión: han hecho tremendas inversiones a intereses bajos en bonos de gobiernos que técnicamente son  ahora insolventes. Vamos a decirlo claro: no hay ninguna posibilidad (NINGUNA) que ninguno de estos bonos jamás será pagado por estos gobiernos. De hecho: nunca ningún gobierno pensaba en pagarlos. Estos bonos fueron diseñados para mantener a los contribuyentes europeos en contínua servidumbre al sistema bancario.

(continuará)

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