Con esta situación, la única manera de salvar al sistema es arriesgarse a destruirlo. La única forma de salvar al euro es arriesgarse a destruirlo. Es así porque solamente hay dos posibilidades para salver a los grandes bancos:
1. A través de la hiperinflación. Esto permitiría a los bancos seguir funcionando y los que prestaron dinero pueden pagar sus deudas con la venta de inmuebles u otros bienes con euros ya sin valor.
2. A través de una estrategia que de momento parece ser la opción del BCE: evitar la hiperinflación con la "inyección de liquidez" a los grandes bancos a un interés bajo. Estos bancos a la vez tienen que buscar clientes que piden un crédito, siempre que los clientes sean solventes y si es que encuentran suficientes clientes, según la regla que un banco solamente te presta dinero cuando puedes comprobar que no lo necesitas.
La segunda opción llevará a una recesión económica. El BCE ha creado dinero de la nada. Los bancos comerciales han prestado dinero a gobiernos insolventes. Estos gobiernos no podrán pagar sus créditos si hay una recesión. Pero si el BCE se niega a nuevas "inyecciones" de dinero (es decir: crear dinero de la nada) la recesión es todavía más segura. El boom artificial de los años de Greenspan se ha cargado el sistema.
En el sistema bancario europeo no hay nada como el FDIC (Federal Deposit Insurance Corporation). Ningún gobierno europeo tiene la capacidad o el poder legal para prestar dinero a uno o varios gobiernos de otros estados. No hay una fiscalidad común en Europa, lo cual significa que un gobierno puede entrar en una deficit cada vez mayor aunque teoricamente está prohibido. Esto significa que los gobiernos cada vez necesitan más dinero para financiar esos deficits.
En resumidas cuentas, el sistema ha llegado a sus limites. Los pocos prestamistas con suficiente dinero para poder prestar dinero a gobiernos insolventes ahora se niegan a firmar los cheques. Por eso, España paga de momento más del 7% de interés sobre sus préstamos. Los que prestan dinero en estas condiciones acabarán como los listos que prestaron dinero a Grecia antes del 2010. Verán como el valor de sus inversiones caerán en picado mientras que los tipos de interés alcanzarán dos dígitos (casi el 30% en el caso de Grecia para bonos a 10 años). La única manera de evitar esto es que el BCE interviene y con dinero creado de la nada presta al gobierno español.
1. A través de la hiperinflación. Esto permitiría a los bancos seguir funcionando y los que prestaron dinero pueden pagar sus deudas con la venta de inmuebles u otros bienes con euros ya sin valor.
2. A través de una estrategia que de momento parece ser la opción del BCE: evitar la hiperinflación con la "inyección de liquidez" a los grandes bancos a un interés bajo. Estos bancos a la vez tienen que buscar clientes que piden un crédito, siempre que los clientes sean solventes y si es que encuentran suficientes clientes, según la regla que un banco solamente te presta dinero cuando puedes comprobar que no lo necesitas.
La segunda opción llevará a una recesión económica. El BCE ha creado dinero de la nada. Los bancos comerciales han prestado dinero a gobiernos insolventes. Estos gobiernos no podrán pagar sus créditos si hay una recesión. Pero si el BCE se niega a nuevas "inyecciones" de dinero (es decir: crear dinero de la nada) la recesión es todavía más segura. El boom artificial de los años de Greenspan se ha cargado el sistema.
En el sistema bancario europeo no hay nada como el FDIC (Federal Deposit Insurance Corporation). Ningún gobierno europeo tiene la capacidad o el poder legal para prestar dinero a uno o varios gobiernos de otros estados. No hay una fiscalidad común en Europa, lo cual significa que un gobierno puede entrar en una deficit cada vez mayor aunque teoricamente está prohibido. Esto significa que los gobiernos cada vez necesitan más dinero para financiar esos deficits.
En resumidas cuentas, el sistema ha llegado a sus limites. Los pocos prestamistas con suficiente dinero para poder prestar dinero a gobiernos insolventes ahora se niegan a firmar los cheques. Por eso, España paga de momento más del 7% de interés sobre sus préstamos. Los que prestan dinero en estas condiciones acabarán como los listos que prestaron dinero a Grecia antes del 2010. Verán como el valor de sus inversiones caerán en picado mientras que los tipos de interés alcanzarán dos dígitos (casi el 30% en el caso de Grecia para bonos a 10 años). La única manera de evitar esto es que el BCE interviene y con dinero creado de la nada presta al gobierno español.
(continuará)
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