Qué este argumente atenta contra el sentido común es una cosa. Pero a lo largo de 30 años se ha demostrado en inumerables estudios que no se ahorra absolutamente nada. Lo que supuestamente se ahorra en luz por la tarde, se gasta en luz y calefacción por la noche. Sólamente el coste de cambiar centenares de miles de relojes públicos y de ajustar horarios de trenes y aviones supera el supuesto ahorro. Pero es Ley Europea.
¿Se puede esperar una solución razonable a la actual crisis financiera si un supuesto plan de ahorro cuesta más dinero de lo que ahorra? El lema es: hay que ahorrar, cueste lo que cueste.
Así qué: por otro año más, nos obligarán de levantarnos una hora antes y de acostarnos una hora antes. Y no olvides: no atardece más tarde, sino se hace tarde antes .
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